Ética de la Función Pública
11. Cómo argumentar en ética
1. La ética normativa
Buenas a todes!
Hasta ahora venimos abordando el problema de cómo argumentamos una decisión o una valoración. Esto resulta particularmente importante en la disciplina ética, ya que uno de los sentidos de estos estudios es el poder evaluar el valor moral de las acciones. En tal sentido, la ética se ocupa de prestar herramientas para valorar las acciones como buenas o malas brindando razones.
La ética busca proveer un criterio o procedimiento para las buenas acciones (este es su sentido práctico) y también una explicación de por qué las acciones que se realizan bajo dicho criterio son buenas y qué las distingue de las malas (este es su sentido teórico o explicativo).
Dentro de la ética tenemos a la ética normativa, que nos va a resultar de principal atención en este momento de la materia.
La ética normativa es, básicamente, la rama de la ética que estudia los posibles criterios para determinar cuándo una acción es correcta y cuándo no lo es. Esta rama estudia los conceptos de bien y mal, de correcto e incorrecto, sus características esenciales y las distintas maneras de llegar a ellos.
Gran parte de los desarrollos clásicos de la ética se inscriben en esta rama de la ética normativa. Por ejemplo, los estudios éticos de Aristóteles, en la antigua Grecia, se dedicaron al estudio de qué es la felicidad y cómo se alcanza, derivando en una teoría práctica de las buenas acciones basadas en la prudencia. A su vez, Immanuel Kant, filósofo prusiano del siglo XVIII, se preguntó por las acciones correctas y la naturaleza del deber, así como Jeremy Bentham, del mismo siglo, se dedicó a preguntarse por las consecuencias de las acciones, lo que lo llevó a desarrollar un cálculo del bien de los actos. Todos estos filósofos, grandes representantes de la ética en Occidente, trabajaron en la rama de la ética normativa.
Aristóteles |
Immanuel Kant |
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