Ética de la Función Pública

En una de las facultades de la UBA se realiza un concurso nodocente para cubrir algunas categorías del tramo superior en la Dirección de Alumnos. Sofía Jiménez, una empleada del área con años de servicio, capacitación y excelentes referencias, decide participar del mismo para mejorar su situación laboral. Tras la realización del concurso, Sofía observa con frustración cómo se terminan eligiendo candidatos menos calificados. De hecho, otros varios candidatos con trayectoria y aptitudes sobresalientes fueron descartados por el jurado sin explicación aparente. Los seleccionados en el concurso fueron Juan García, compañero reciente de Sofía en Alumnos, y Martín López, delegado sindical del gremio que apoya la Dra. Laura Martínez, la actual decana de la facultad. Sofía decide indagar un poco en la situación y se entera de que algunos candidatos desistieron de participar del concurso porque fueron intimidados y presionados por sus superiores para retirarse del proceso, dejando el camino libre al candidato de la decana. A su vez, un día en la oficina escucha cómo Juan le comenta a otro compañero que su primo, que trabaja en Recursos Humanos, le facilitó los criterios de selección del concurso con anticipación y se pudo preparar mejor. Sofía, indignada, realiza un reclamo con su superior, quien le recomienda que se abstenga de armar revuelo y le promete una futura subrogación de categoría.